Y así, comenzó el viaje que une Humahuaca (Jujuy a 3012 msnm) con Iruya (Salta a 2780 msnm), en micro durante 3 horas. Tanto el viaje de ida como el de vuelta merecen un post cada uno, para relatar lo que vivimos en cada tramo. No solo por el impactante camino, sino por lo que sucedió en el interior del ómnibus.
La ida:
El primer acertijo era saber que haríamos con el auto alquilado que nos había llevado por la mágica ruta de la Quebrada de Humahuaca. Todos coinciden en que se puede ir en auto (aunque no sea una camioneta 4×4, pero con cuidado), nos pareció más prudente ir en micro, pero y el auto donde lo dejamos?
Absolutamente todo el mundo lo deja en la puerta de la escuela, frente a la terminal y frente a la comisaria. Así nomas, practicamos el arte de despojarnos, confiar, etc., y nos fuimos con unas mochilitas a pasar la noche en Iruya.
Otra elección: de las dos empresas que tienen salidas regulares, cual elegimos? Luego de recabar información viajera nos subimos al Transporte Iruya, dios solo sabe el motivo.
La foto, entiendo que pone de manifiesto el comentario al respecto de lo que sucede dentro de ese micro y el porqué le dedico a este relato el tramo “ La ida”..
Volviendo al momento, quienes nos íbamos a subir al transporte éramos: maestros, alumnos (que se saludaban amablemente), miembros de comunidades, mochileros, hippies, campesinos, turistas de todo tipo…etc. Todos allí dentro, además de una joven de aproximadamente 20 años que con la frente en alto y su capellina ROSA, si… capellina y ROSA! , luego de ver como unos señores revoleaban su equipaje al techo del micro, tomó su lugar dentro de él. (Ver foto de señores en el techo del micro).
El camino:
80 km de ripio y buena parte con precipicios, arriba de un micro que por momentos nos hacía pensar que NO entraba en el camino y que alguna de sus ruedas se asomaba a la nada, pero…había que confiar en el señor conductor. Lo primero que nos llamó la atención, fue al salir de Humahuaca nos cruzamos con el lecho de un rio, y por allí debíamos pasar, otra cosa que nos llamó la atención fue un barrio importante de casa iguales todas ellas, con sus tanques de agua pegados unos con otros, tenía la imagen pintada del Che Guevara y de Túpac Amaru. El barrio era enorme.
Primer parada: Iturbe, bajaron buena parte de los maestros y alumnos, dado que posee una escuela polimodal importante.
Seguimos al infinito y más allá.., si tienen la oportunidad de mirar el mapa verán que comienza el camino a zigzaguear, yo diría a ser parte de un electroencefalograma fatídico, con el pequeño detalle que lo recorría el micro donde estábamos nosotros y que además, detalle que ni mencioné, estábamos a 3000 metros de altura. Pero así como en los aviones, si la azafata está tranquila uno se relaja, el sr conductor seguía manejando como si estuviera en la recta monótona que une Rio Colorado y Neuquén.
El paisaje es la altura, los colores tierra y naranja, las piedras, los cóndores. El horizonte transparente, flores que nadie sabe cómo están allí, los guanacos y la gente del lugar que tiene la piel arrugada por el sol y los dientes blancos como las nubes.
Iruya:
Iruya:
Desde el micro veíamos la típica postal de la iglesia del pueblo rodeada por montañas, como colgada del cielo. Llegamos a la terminal. En algunos post que relatan las calles de Iruya las describen: empedradas, brillosas y….a 45 grados. Entienden? 45 grados, de subida y bajada en altura. Están a 45 grados…pero las sentimos como a 90 grados…y a 2800 metros de altura por cada paso logrado es la maravilla pura.

La vuelta: Como la ida…pero de noche en el camino de cornisa a las 6 de la mañana, se hizo de día como a las 8:00 am, esta vez no estaba la capellina rosa, si, un violonchelo cuyo dueño se bajo en el cruce de rutas que lleva a La Quiaca. La noche que pasamos allí, cenamos en el hotel, el cual tiene mesas compartidas y con nosotros se sentó una chica que cumplía 30 y había viajado sola hasta allí para festejar su cumpleaños, su sueño lo había cumplido..y nosotros también.
Estuve en Iruya en febrero, es tan bello el pueblo y su gente .Un lugar encantado .
Me gustaMe gusta