Sinónimos de sorpresa: asombro, extrañeza, fascinación, entre otras opciones, para este post
Queríamos llegar a Park Güell, tomamos un bus cerca del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Bajamos en Carrer de Verdi y comenzamos la caminata hacia nuestro destino. Éramos Sandra, Alejandro y la que escribe. Marilu ya estaba en Roma.
Dicen por ahí que las mujeres no entendemos los mapas y los hombres no preguntan cuándo están perdidos, no pienso polemizar, en ese “aquí y ahora”, era tal cual el dicho.
Tratando de que nosotras nos callemos, para concentrarse y poner en funcionamiento su orientación espacial, Alejandro pidió que dobláramos en una esquina. Le hicimos caso …y nos encontramos con una calle digna de ser transitada solo por escaladores,” así de empinada era”.
Empezamos a subir por una vereda finiiiita , con fuerza, con empuje, como subimos la loma de la Av. Colón en Mar del Plata, sabiendo que hay que llegar hasta “la cumbre”. Al cuarto o quinto paso nos llamó la atención cierto brillo al final del camino.
Alejandro: ¿una escalera? ¿Una escalera mecánica a cielo abierto?
Sí. Barcelona tiene, entre otras cosas, escaleras mecánicas, como acceso a barrios donde están las colinas más empinadas de la ciudad. Cerca de 88 escaleras mecánicas a cielo abierto
En este caso, ubicada en la Baixada de la Glòria, cerca de una de las entradas de Park Güell, destinadas a ayudar a los vecinos que viven por allí, se transformaron en un atractivo más de la ciudad.
Finalmente llegamos a nuestro destino, nos maravillamos otra vez con la obra de Gaudí, y volvimos cantando:
“..A tus atardeceres rojos
Se acostumbraron mis ojos
Como el recodo al camino
Soy cantor, soy embustero
Me gusta el juego y el vino
Tengo alma de marinero
Qué le voy a hacer, si yo
Nací en el Mediterráneo
Nací en el Mediterráneo..” (J. M.Serrat)
Claudia